jueves, 11 de diciembre de 2014

El par de dos

Estoy buscándola,
la metáfora,
pero sé donde está,
sé muy bien
donde se esconde
la hija de puta.

La estoy buscando pero
no pienso ir a por ella,
que venga ella si quiere.
Que seguro que quiere.

Seguro que viene vestida
de otras a venderme motos
y becerros dorados,
a ofrecerme harenes babilónicos
y banquetes romanos
y lápida de mármol en Poblenou,
como hace siempre.

Ojalá tuviera una musa normal,
como las demás,
una belleza armónica,
un canto a la esperanza.
Pero la mía no,
la mía nunca,
la mía insurgente y talibana
de "el verso o la vida"
"el discurso o la vida"
"el partido o la vida"
que así nunca llegarás
ningún sitio,
(viva al menos)
será mejor que la mates,
me dicen todos.

¡Vaya dúo!
La escritora incendiaria
de los ojos de vengalas
y la musa de los achaques histéricos,
el par de dos,
el hambre y las ganas de comer
sin ganas.

La gente me lo murmura:
Te acabará devorando.

Y es cierto, tampoco soy ciega,
veo y asumo como me devora
paulatinamente y me dejo deshacer
en ese proceso dulce y onírico,
me dejo desaparecer bajo su mandato
y ya no sé cuando habla ella
ni cuando hablo yo,
si es que no hablamos a la vez
y nos declaramos la guerra
y recogemos las víctimas
que se quedan esparcidas
por toda mi cabeza.

Tengo que deshacerme de ella.
Lo tengo ya escrito:
"El verso o la vida"
"El verso o la vida"
Elegí la vida my darling.

Elegí la vida y también elegí el arma,
me dolerá más que a ella la pérdida.
Le acabaré construyendo un panteón en Poblenou.


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